jueves, 19 de abril de 2012

El piso de arriba

Se oyen gritos en el piso de arriba. Más gritos. Otra vez.
Subo el volumen de la música a ver si así consigo evitarlos, pero no dejo de oír palabras sueltas. Tanto da. Son los gritos de siempre, los mismos improperios, las mismas amenazas, el mismo despecho, órdenes y desprecio.
Subo el volumen un poco más. Así, parecen fundirse en uno, la música y ellos. Se solapan y parece que les puede hacer vacío.
Un grito, más alto, más agudo, teñido de dolor. No me pegues más. Suéltame, me haces daño.
Apago la música.
Por lo visto hoy tendré que subir.

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